domingo, 5 de abril de 2015

1995: TIERRA Y LIBERTAD

BRAVEHEART

Título original: Braveheart

Año: 1995
País: EE.UU.
Duración: 170 min.
Fecha de estreno en España:29 de septiembre de 1995
Director: Mel Gibson
Guión: Randall Wallace
Música: James Horner
Montaje: Steven Rosenblum
Fotografía: John Toll
Productores: Mel Gibson, Alan Ladd. Jr y Bruce Davey
Compañía: 20th Century Fox/Icon Productions
Intérpretes: Mel Gibson, Sophie Marceau, Patrick McGoohan, Catherine McCormack, James Cosmos, Brendan Gleeson et al.

Ganadora de 5 Oscar: película, director, montaje de sonido, música, maquillaje

El rey Eduardo I de Inglaterra quiere dominar todo el territorio británico. Su único obstáculo es el pequeño reino de Escocia, que se resiste duramente a ser conquistado. Es por ello que, tratando de hacerse con la región por la vía diplomática, decide ganarse el favor de las clases altas instaurando normas que favorezcan a la nobleza frente al campesinado. De este modo, pronto las tierras escocesas se ven repentinamente invadidas por las milicias inglesas, las cuales, apoyadas por un gobierno tiránico, maltratan, violan y rapiñan a los indefensos campesinos. Este es el panorama que encuentra William Wallace, un joven huérfano escocés que vuelve a su tierra natal después de muchos años de exilio. Cuando presencia el asesinato de su esposa a manos de un soldado inglés, Wallace decide tomar represalias, hasta el punto de convertir lo que en un principio no pasaba de ser una mera venganza en una causa aún mayor: la liberación de Escocia del yugo inglés.

Tras"Bailando con lobos" y "Sin perdón", en 1995 vuelve a triunfar en los Óscars un filme con un actor de fama mundial detrás de las cámaras. "Braveheart" fue la segunda película dirigida por Mel Gibson, y sin duda alguna, la mejor de toda su filmografía como realizador.

Cuando uno se acerca a otros trabajos de Gibson tras las cámaras -como "La Pasión de Cristo" o "Apocalypto"- se da cuenta (dejando de lado la patochada de rodar en idiomas desaparecidos hace milenios) de que el actor-director australiano es un cineasta de gran talento estético. Eso se aprecia ya en "Braveheart", cuya factura visual -tanto en lo que respecta a los decorados como a la fotografía- la convierte en una película de extraordinaria belleza. Así, las escenas en las que, a través de la espectacular fotografía de John Toll y la mítica partitura de James Horner, se nos muestran los hermosos parajes escoceses producen en el espectador un efecto hipnótico impresionante. Pero no es sólo en estas imágenes donde se aprecia el enorme talento visual de Gibson, sino también en otras partes más prosaicas, tales como las batallas o las secuencias que reflejan conversaciones entre distintos personajes.

Pero tampoco hay que menospreciar el talento de Gibson como narrador, pues las tres largas horas de metraje de "Braveheart" no se hacen pesadas en ningún momento. Esto se debe a una dirección elegante a la par que intensa, que sabe armonizar a la perfección secuencias muy íntimas y emotivas con otras más sangrientas y crudas. En este sentido, son destacables las dos batallas con las que cuenta la cinta, tan bien rodadas que bien podrían considerarse como las mejores de toda la historia del cine. En este aspecto, parece que Gibson casi comete un error al mostrarnos una de ellas prácticamente al inicio del filme, arriesgándose de esta forma a que el resto de metraje decaiga en intensidad. Pero no es así y, por fortuna, no sólo nos brinda una secuencia magistral -y, afortunadamente para el espectador, interminable- sino que prepara el terreno para lo que vendrá a continuación, que no es otra cosa que una batalla más grande, más larga y más épica que la que acabamos de presenciar.

De este modo fue como "Braveheart" se convirtió en un auténtico fenómeno mundial. Un ejemplo que otras películas épicas -como "El Señor de los Anillos", "Troya" o "300"- han intentado imitar con desigual fortuna. Y es que "Braveheart" es un filme intenso, violento, potente y sucio, pero hermoso, elegante, épico y grandioso al mismo tiempo. Tiene una fuerza impresionante y una ambientación de esas de quitarse el sombrero. Todo esto, junto con la elegancia y el gusto estético propios del Gibson realizador, la convierte en una auténtica maravilla del cine épico de aventuras. Un filme que te deja con la sensación de haber derrochado adrenalina por un tubo. Una auténtica experiencia que, si se ve en pantalla grande, es algo inolvidable.

by Chuparrocas

QUIZÁS TAMBIÉN TE INTERESE: 1994: COSAS DEL DESTINO

No hay comentarios: