martes, 24 de febrero de 2015

1984: UN MATRIMONIO BIEN AVENIDO

AMADEUS

Título original: Amadeus

Año: 1984
País: EE.UU.
Duración: 153 min.
Fecha de estreno en España: 1 de marzo de 1985
Director: Milos Forman
Guión: Peter Schaffer, según su propia obra de teatro
Música: Wolfgang Amadeus Mozart y Antonio Saliery
Montaje: Michael Chandler y Nena Danevic
Fotografía: Miroslav Ondricek
Productor: Saul Zaentz
Compañía: Orion Pictures
Intérpretes: Tom Hulce, F. Murray Abraham, Elizabeth Berridge, Simon Callow, Roy Dotrice, Christine Ebersole et al.

Ganadora de 8 Oscar: película, director, guión adaptado, actor, vestuario, maquillaje, dirección artística, sonido


Antonio Salieri es un prestigioso músico italiano que trabaja como compositor de cámara y maestro del emperador Jose I de Austria. Todo le va bien hasta que ve cómo su arte es eclipsado por el de Wolfgang Amadeus Mozart, un joven compositor austriaco recién llegado a Viena y cuya música parece sacada del mismo cielo. Ansioso por conocerle, Salieri descubre que ese "enviado de Dios" no es más que un muchacho maleducado, consentido, estúpido y soez, y no entiende cómo una persona así puede encerrar un genio tan grande. Por ello, el músico italiano, corroído por la envidia, considera automáticamente a Mozart como su enemigo más odiado, deseando con todas sus fuerzas su eliminación.



Desde que el tiempo es tiempo, cine y música -las dos artes más populares- han intentado conformar un matrimonio más o menos bien avenido. Por ello surgió el musical, un género que, para muchos, no es más que una intercalación de canciones que forman un pastiche argumental sin demasiado sentido. Quién iba a pensar que la película que definitivamente unificaría ambas artes, magnificándolas hasta cotas inimaginables, sería un filme que no pertenece al género musical, sino al biográfico: "Amadeus", una auténtica obra maestra y el ejemplo perfecto de la conjunción entre imagen y sonido.

Tuvo que ser un director europeo, Milos Forman, el que salvara la triste lista de ganadoras del Oscar a la mejor película durante los años 80. Ya nos deleitó con la intensa y escalofriante "Alguien voló sobre el nido del cuco", una película centrada sobre todo en el mundo interior de sus personajes. En "Amadeus", sin embargo, el cineasta checo va más allá, ya que no sólo se centra en las motivaciones que impulsan a Mozart y Salieri a actuar de determinada manera, sino que, además, manifiesta un dominio de la técnica cinematográfica verdaderamente impresionante. 

El filme comienza por el final, mostrando a un Salieri insane que es conducido a un manicomio debido a un intento de suicidio. Un sacerdote va a visitarle para que se confiese, pues afirma haber sido el asesino de Mozart. En ese momento comienza el relato, el cual, nuevamente, nos conduce al pasado, a la infancia del compositor de Salzburgo, desde donde vamos avanzando hasta llegar a los últimos días de la vida de Mozart, una vida que nos es relatada bajo la óptica de un anciano Salieri. Entre medias, se intercalan las escenas del italiano en el hospital. Así, el ritmo de la narración nunca decae: la cinta salta de una historia a otra en el momento preciso, logrando de esta manera que las dos horas y media de película se pasen volando.

Pero, en honor a la verdad, lo que hace de "Amadeus" un auténtico disfrute para los sentidos es su banda sonora, toda ella formada en su mayoría por piezas compuestas por Mozart. Los temas, además, están seleccionados con criterio, pues no se han elegido los más bellos sino aquellos que, de alguna manera, marcaban un hito en la vida del compositor, como "Las bodas de Fígaro" (la secuencia en la que Mozart explica al emperador por qué la compone -la tenéis en el vídeo de arriba- es de antología), "La flauta mágica" o "Don Giovanni": Forman emplea la música en "Amadeus" para mostrar el estado de ánimo, la forma de ser y los sentimientos de los protagonistas. Al hilo de esto, un consejo: si podéis, ved la película con un sistema de audio 5.1. Viviréis una de las mayores gozadas que puede experimentar el ser humano.

Los actores, por su parte, están inmensos. Tom Hulce borda su papel del excéntrico Mozart, y sobran las palabras para definir la interpretación de F. Murray Abraham. No en vano, ambos estuvieron nominados al Óscar al mejor actor principal, ganándolo el último. (Se dice que fue a raíz de esta película cuando la Academia decidió repartir las nominaciones siempre que hay dos actores protagonistas en una misma película: uno entra en actor principal y otro en secundario, así ambos tienen posibilidades de ganar.) El resto del reparto también raya a un buen nivel, desde la preciosa Elisabeth Berridge como Constanze Mozart (papel que supuso su debut en el cine) hasta la criada, un papel minúsculo pero impresionante (la parte en la que manifiesta que no quiere volver a la casa de los Mozart es de alta escuela interpretativa).

Pero si hay algo por lo que llama la atención "Amadeus" es por su perfeccionismo, sobre todo en lo que respecta a la ambientación: los decorados, el vestuario, el maquillaje... todo es sensacional y sirve para recrear con todo lujo de detalles no solo el boato de la alta sociedad vienesa del siglo XVIII sino también la suciedad de las calles y la lobreguez del hospital en el que se encuentra Salieri. Fíjaos hasta dónde llegó el culto al detalle que los actores tuvieron que aprenderse de memoria el lugar en el que tenían que colocar los dedos a la hora de tocar el piano, pues las escenas se grababan sin la música, que se añadía más tarde, durante el proceso de postproducción. Hay una anécdota que cuenta que Sir Neville Marriner, el compositor supervisor de la música del filme, tras presenciar la película en el preestreno, acudió emocionado a Milos Forman y le dijo, entusiasmado, que los actores no se habían equivocado en ninguna de las notas. Decir esto, cuando en una de las escenas Mozart tiene que tocar el piano al revés, es decir muchísimo.

Pese a todo lo escrito, no he sido capaz de reflejar fielmente lo que significa esta película, pues "Amadeus" es un filme que hay que ver -y, sobre todo, escuchar- para captar toda su esencia. Un trabajo inconmensurable, una obra de arte con mayúsculas y, posiblemente, una de las tres mejores películas de la historia del cine. Lástima que circule por ahí una nueva versión, extendida y redoblada al castellano -¡malditos director's cut!-, bastante interesante, pero que no deja de ser una película bien diferente a la que fue estrenada en su día en las salas comerciales. Y es que, tal y como afirma el propio Mozart en un momento dado de la cinta, no se puede reescribir lo perfecto.



by Chuparrocas



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