jueves, 5 de febrero de 2015

1981: PASIÓN POR EL DEPORTE

CARROS DE FUEGO

Título original: Chariots of fire
Año: 1981
País: Gran Bretaña
Duración: 118 min.
Fecha de estreno en España: 1 de enero de 1982
Director: Hugh Hudson
Guión: Colin Welland
Música: Vangelis
Montaje: Terry Rawlings
Fotografía: David Watkin
Productor: David Puttman
Compañía: 20th Century Fox/Allied Stars/Enigma Productions
Intérpretes: Ben Cross, Ian Charleson, Nigel Havers, Cheryl Campbell, Alice Krige, Ian Holm, John Gielgud, Lindsay Anderson, Brad Davis et al.

Ganadora de 4 Oscar: película, director, guión, vestuario

Harold Abrahams es un joven inglés de descendencia judía que acaba de iniciar sus estudios en Cambridge. Harto de ver cómo es ninguneado a causa de su religión, decide demostrar al mundo que puede ser mejor que cualquiera, con lo que centra sus esfuerzos en las carreras. Eric Iddle es un misionero escocés que tiene como objetivo dedicar su vida a Dios. Sin embargo, su mayor talento es la velocidad, de manera que pasa de ser un famoso jugador de rugby a un temido atleta, corriendo como forma de honrar al Señor. Los dos, tanto Harold como Eric, junto a un selecto grupo de deportistas, tienen la oportunidad de demostrar al mundo su valía representando a Gran Bretaña en los JJ. OO. de París de 1924.


"Carros de fuego" forma parte del selecto grupo de películas que muy pocos han visto pero cuya banda sonora conoce todo el mundo. Si preguntamos a la gente de nuestro entorno, seguramente casi todos hayan escuchado su mítico tema principal, compuesto por el músico griego Vangelis, pero muy pocos serán los capaces de contarnos su argumento o darnos el nombre de sus protagonistas. Esto es una pena, porque “Carros de fuego” es un largometraje extraordinario, una historia sobre la superación personal que capta toda la esencia del deporte de alta competición.

Son dos los pilares en los que se sustenta “Carros de fuego”. Uno es su impecable fotografía, en la que cualquier plano -ya sea corto, general, estático o en movimiento- resulta igual de bello; el otro es su montaje, el cual (algo inusual en una cinta británica) hace que el relato fluya con solvencia. Ambos aspectos alcanzan su cima en las secuencias de las carreras, rodadas por Hudson de forma atrapante: por medio del empleo de la cámara lenta y los efectos de sonido, el director muestra toda la estética y la emoción del deporte en su plenitud, recreándose en la belleza y la potencia de los músculos humanos en movimiento.

Pero no sólo de carreras vive "Carros de fuego". La cinta también tiene una historia. O, mejor dicho, dos historias: las de los dos protagonistas, quienes utilizan el deporte no como medio de satisfacción personal sino para demostrarle algo al mundo. Bien es cierto que quizás se le puede tachar a la película de realizar apología del cristianismo o de ser la típica “britanicada”, pero en realidad el principal tema del filme es el empleo del deporte como vía de escape, como símbolo de superación y sacrificio, como sana forma de competir entre países, con caballerosidad y sin derramamiento de sangre. Tanto Ben Cross como Ian Charleston rayan a un muy buen nivel a la hora de representar a estos personajes, aunque de todo el reparto destaca por su presencia (no tanto por su actuación) sir Ian Holm, quien conserva el mismo aspecto que tendrá 20 años después, cuando le toque ponerse en la piel del hobbit Bilbo Bolsón. Aunque no sé por qué me extraño, si el Anillo Único retarda el envejecimiento.

En resumen, "Carros de fuego" es una muy buena película: visualmente muy poderosa,  rítmicamente solvente y con una legendaria banda sonora que ayuda a aumentar la intensidad y el dramatismo de algunas escenas. A pesar de cierto aroma a panfleto probritánico y procristiano, la grandeza de este filme estriba en la belleza e intensidad con la que están retratadas las carreras, las cuales recrean perfectamente toda la pasión y la adrenalina de la competición deportiva. Película recomendada a todos los que amamos el deporte, en cualquiera que sea su forma o expresión.

by Chuparrocas

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