viernes, 23 de enero de 2015

1978: SOLO UN DISPARO

EL CAZADOR

Título original: The deer hunter

Año: 1978
País: EE.UU.
Duración: 174 min.
Director: Michael Cimino
Guión: Michael Cimino y Deric Washburn
Música: Stanley Myers
Montaje: Peter Zener
Fotografía: Vilmos Zsigmond
Productores: Michel Cimino, Michael Deeley, John Peverall y Barry Spikings
Compañía: EMI Films
Interpretes: Robert De Niro, Meryl Streep, Christopher Walken, John Savage, George Dzundza, John Cazale, Amy Writght, Joe Grifasi et al.


Ganadora de 5 Oscar: película, director, actor secundario, montaje, fotografía

Mike, Steve y Nick son tres amigos que trabajan como obreros en una fundición siderúrgica de Pennsylvania. Tras la boda de uno de ellos, partirán hacia Vietnam para luchar en la guerra. Una vez allí, son capturados por el Vietkong y obligados a jugar a la ruleta rusa. Este hecho les marcará profundamente, hasta el punto de producirles graves secuelas, tanto físicas como psicológicas. Por eso, cuando Mike regresa a casa, descubre que las cosas han cambiado radicalmente y que ese mundo ya no es el suyo.

Estaba tardando mucho la Academia de Hollywood en premiar una película sobre la guerra de Vietnam, un conflicto que supuso un punto de inflexión en el devenir de la sociedad estadounidense de finales del siglo XX. Ya tuvieron su oportunidad dos años atrás con "Taxi Driver", pero se decantaron con el fenómeno "Rocky". En esta ocasión no pudieron resistirse a "El cazador", una película tan bella como dura, que goza de unas interpretaciones memorables.

Cuando uno ve los documentales y making off's que vienen habitualmente en los extras de los DVDs, se cansa de ver cómo reparto y cuerpo técnico en su totalidad no hacen otra cosa sino lamerle el culo cantar las virtudes del director de la película en cuestión. Por eso, agrada descubrir cómo, en el caso específico que nos ocupa, ocurre precisamente lo contrario: Michael Cimino era un realizador de bastante baja consideración dentro del mainstream hollywoodiense, tanto por parte de la industria como de los actores. Famoso por pasarse el presupuesto por un sitio muy sensible de su anatomía, los productores de las principales majors lo condenaron a vagar con más pena que gloria por el mundo de la serie B.

No obstante esto, Cimino realiza un trabajo fabuloso en "El cazador", su segunda película y la única destacable de su filmografía. Aunque la culpa de lo que pasa en ella no es exclusivamente suya: el filme cuenta con un elenco de actores en estado de gracia, entre los que destaca un Robert De Niro (otra vez en una película relacionada con Vietnam, tras "Taxi Driver") que por aquel entonces atravesaba su etapa de plenitud interpretativa. También merecen nuestra atención una jovencísima Meryl Streep, que recibió la primera de una larga lista de nominaciones al Oscar; y Christopher Walken, en un papel demoledor que le hizo merecedor del premio al mejor actor secundario. Pero el papel más entrañable es el de John Cazale, el cual rodó padeciendo el cáncer que lo llevaría a la tumba poco antes del estreno de la película. El dato emotivo es que, aunque era consciente de la gravedad de su enfermedad, Cazale decidió trabajar en la cinta de Cimino porque quería actuar junto a De Niro, con quien nunca había compartido escena, pese a formar ambos parte del reparto de la segunda parte de "El padrino". Y ya que tocamos el tema de De Niro y Cazale, cuenta la leyenda que durante la grabación de la escena en la que ambos están jugando a la Violeta, De Niro, previo permiso del propio Cazale, puso una bala de verdad en el cargador de la pistola. Cazale aceptó. Total, se estaba muriendo...

Otro de los méritos de "El cazador" es que, pese a su excesiva duración (180 minutos), no se hace pesada en ningún momento. Esto se debe a que la narración está estructurada en tres bloques bien diferenciados, lo que facilita bastante el seguimiento de la historia: toda la primera hora está dedicada a la boda de Steve, tanto los días anteriores -relativos a los preparativos- como el día después -cuando los amigos se van de caza-; tras esto viene la parte destinada al Vietnam, que ocupa una escasa media hora, dominada por la intensísima secuencia de la ruleta rusa, genialmente montada e interpretada; los minutos finales se ocupan de las vicisitudes de los personajes al volver a Estados Unidos.

Esta estructura puede desconcertar bastante a todo aquel que piense que estamos ante una película bélica. Nada más lejos: "El cazador" es una cinta que habla sobre las personas y sobre cómo y hasta qué punto estas se ven afectadas por los conflictos armados. A Cimino no le interesa tanto contar el conflicto en sí como los sentimientos y penurias de un grupo de personajes que tienen la desgracia de vivir en Estados Unidos durante la guerra de Vietnam. Sin embargo, a mi juicio, este es uno de los principales defectos del largometraje: que se nos cuente tan poco sobre lo que les ocurre a los personajes en Vietnam (en ningún momento se nos explica cómo y por qué los protagonistas acaban capturados por el Vietkong; tan sólo hay una escena de un bombardeo en un poblado, seguida por otra en la que De Niro chamusca a un Charlie y después otro bombardeo a muchos metros de distancia, para después llevarnos directamente a la cabaña donde están los prisioneros) hace que no terminemos de empatizar del todo con ellos. Me parece bien que el director quiera pasar de puntillas sobre el conflicto para centrarse en las emociones de los personajes, pero a veces es necesario explicar ciertas cosas relevantes para la narración, y no ir directamente al grano.

A pesar de este -a mi juicio- fallo, hay que decir que, en general, "El cazador" es una gran película, muy hermosa y emotiva (gracias sobre todo a la música de Stanley Myers y a la gran fotografía de Vilmos Zsigmond, que no tiene reparos en recrearse en los hermosos parajes boscosos de Pennsylvania) y a la vez dura y desagradable. No en vano, supuso un verdadero impacto, tanto para los espectadores -fue una de las primeras cintas comerciales que reflejó en toda su crudeza las consecuencias sociales de una guerra tan dura como la de Vietnam- como para su director, que no volvió a conocer el éxito en su carrera. Una película larga pero intensa, dura y emotiva. Una obra cinematográfica que todos tienen que ver.

P.D.: De esta película, y no de "Acorralado" es de donde procede la archiconocida frase "No siento las piernas". La dice Nick al escapar de la cabaña vietnamita en la que está prisionero con sus compañeros.

bu Chuparrocas

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