jueves, 30 de octubre de 2014

1961: EL MEJOR MUSICAL JAMÁS RODADO

WEST SIDE STORY

Título original: West Side Story
Año: 1962
País: EE.UU.
Duración: 145 min.
Fecha de estreno en España: 28 de febrero de 1963
Director: Robert Wise y Jerome Robbins
Guión: Ernest Lehman, según el musical homónimo de Arthur Laurents
Música: Leonard Bernstein
Montaje: Thomas Stanford
Fotografía: Daniel L. Fapp
Productor/es: Robert Wise
Compañía: MGM-UA
Intérpetes: Natalie Wood, Rita Moreno, George Chakiris, Richard Beymer, Russ Tamblyn, Simon Oakland, Ned Glass, William Bramley, Tucker Smith, Tony Mordente et al.

Ganadora de 10 Oscar: película, director, actor secundario, actriz secundaria, dirección artística, fotografía, música, montaje, vestuario, sonido

En la Nueva York de mediados del siglo XX hay dos bandas callejeras que se disputan el dominio de la ciudad: los Jets, formada por nativos americanos; y los Sharks, compuesta por puertorriqueños, un colectivo que no deja de crecer en número. Ambos grupos se odian a muerte, por lo que quieren declararse la guerra mutuamente. Sin embargo, los Jets, antes de actuar, deciden consultarlo con su antiguo líder y fundador de la banda: Tony, un joven que ha dejado la calle para dedicarse a una vida decente. Riff, el jefe de los Jets y mejor amigo de Tony, le pide permiso para declararles la guerra a los Sharks en el baile del instituto que se celebrará esa misma noche, a lo que Tony accede, aunque a regañadientes. Sin embargo, una vez allí, el muchacho conoce a María, la hermana de Bernardo, el líder de los Sharks, y los dos se enamoran al instante. Sin embargo, su romance es peligroso, pues ninguno de sus amigos va a aceptar en su entorno a alguien del otro bando, y menos cuando ambos se han declarado la guerra. 

En este recorrido por la historia de los Óscars que estamos haciendo en este blog ya he hablado de tres musicales, todos ellos decepcionantes. "La melodía de Broadway" era un despropósito que incomprensiblemente ganó el Oscar a la mejor película, aunque su falta de calidad hay que achacarla a su precocidad, pues fue rodada durante los albores del cine. "Un americano en París" era una chorrada descomunal un filme difícilmente soportable y cuya baja calidad, habiendo sido realizado durante los años 50, no tiene ningún tipo de justificación. Y por último, "Gigí", el cual, pese tratarse del menos malo de los tres, no deja de ser una cursilada con un mensaje moral bastante peliagudo y todas las canciones cortadas por el mismo patrón. Pero entonces ocurre un milagro y el cuarto musical con el que nos topamos da un salto de calidad tan alto que realmente impresiona. No sé si "West Side Story" es el mejor musical que se haya rodado jamás (posiblemente lo sea), pero lo cierto es que es tan novedoso que hasta ahora no conozco ningún otro que se le parezca.

Desde el inicio de la película ya se ve que estamos ante algo totalmente nuevo: mientras que en largometrajes como "Días sin huella" o "El apartamento" se nos muestra la ciudad de Nueva York desde un perfil completamente reconocible (con su característica sky-line), el inicio de "West Side Story" nos presenta un plano de la ciudad inusitado: desde el aire, en picado. Y es que "West Side Story" es un musical rodado como nunca antes nadie había tenido la osadía de rodar.




Supongo que ya sabréis que Arthur Laurents pretendía hacer una actualización de la tragedia de Romero y Julieta ambientada en la Nueva York de los años 50, y que, basándose en unos artículos periodísticos sobre bandas callejeras, encontró el enfoque adecuado. Un planteamiento muy original que, sin embargo, no se quedó ahí, pues original es también la forma en que está desarrollado. Porque la novedad de "West side story" está en que es un musical basado más en las coreografías que en las canciones. Además, se trata de una forma de bailar moderna, más cercana a la danza que al claqué de Gene Kelly. Por lo que respecta a la banda sonora, fruto del genial Leonard Bernstein, todas las melodías de “West Side Story” son preciosas, y entre ellas encontramos canciones muy bien cantadas y, a diferencia de lo que ocurre en "Gigí", unas totalmente distintas de las otras. Todo ello convierte a "West Side Story" en un musical muy variado, con números totalmente bailados (como la secuencia del gimnasio), otros cantados en solitario (la primera canción de Tony), dúos realmente emotivos (como la maravilla que tenéis en el vídeo de arriba) o incluso un fabuloso quinteto en el que unas canciones y otras se van entrelazando para concluir con una apoteosis musical.

Pero no sólo de música vive "West Side Story". Otro aspecto notable de la película lo encontramos también en su diseño visual, llamativo pero al mismo tiempo elegante, fruto del excelente trabajo del director de fotografía Daniel L. Fapp. Las imágenes de “West Side Story” son una mezcla de colorido y claroscuro muy bien tratada, que contribuye a aumentar la belleza de la película, alejándose de esta manera de la ampulosidad chillona de "Un americano en París" o "Gigí".

También los actores juegan un papel crucial en el buen desarrollo de la película. Todo el reparto está formado por intérpretes jóvenes y guapos, prácticamente desconocidos pero con gran oficio. La única figura de cierto renombre es la hermosísima Natalie Wood. Su presencia, aparte de calidad, aporta belleza, pues en una historia de amor lo importante (desde mi punto de vista) es que empatices con alguno de los dos protagonistas, para así vivir el romance más intensamente. Cuando uno ve a la señorita Wood en pantalla se enamora de ella automáticamente, sintiéndose un Tony más, con todo lo que ello supone. Lo curioso de todo esto es que tanto Natalie Wood como Richard Beymer se llevaban fatal, algo que parece mentira, pues la química que destilan en cada plano es tremenda. Como curiosidad adicional: ambos fueron doblados a la hora de cantar: Beymer directamente no sabía entonar, y aunque Wood cantaba bastante bien, al parecer su voz no terminaba de cuajar del todo, por lo que decidieron sustituirla por otra más adecuada.

La dirección artística también es magnífica: “West Side Story” está llena de secuencias memorables, muy bien estructuradas (como los partidos de baloncesto o incluso la pelea del final), y -lo que es más importante- con gran sentido narrativo. Todo lo contrario de lo que ocurría en “Un americano en París”, cuyos infumables 20 minutos finales son, simplemente, bailar por bailar. De entre todas ellas, destaca la que cierra la cinta, donde vemos a todos los miembros del reparto abandonando la escena, de uno en uno, de tres en tres, poco a poco, hasta quedarse vacía, como si de una representación teatral se tratase. Y es que con "West side story" he tenido una sensación que no tuve con anteriores musicales: era como estar presenciando una obra de teatro. Quizá sea debido a que el responsable de las coreografías era el mismo que se encargó de ellas en el musical de Broadway en el que está basada la cinta: Jerome Robbins. Por lo que respecta a las partes no musicales, estas fueron responsabilidad de Robert Wise, director todoterreno al haber sido padre de obras tan dispares como "Ultimátum a la tierra", "Helena de Troya" o "Marcado por el odio". Como anécdota, Robbins fue despedido en pleno rodaje debido a su carácter meticuloso, el cual retrasaba sobremanera la producción. Afortunadamente, Wise era un hombre ejemplar e invitó al coreógrafo a montar las secuencias musicales, así como a la gala de los Óscar, donde ambos recibieron -y recogieron- el premio al mejor director. 

En definitiva, "West Side Story" es una grandísima película: un musical absolutamente rompedor, por su novedad y por su fuerza, que supuso un punto de inflexión en la forma de abordar el rodaje de una película. Grandes canciones, bailes imposibles, una fotografía sugerente y una historia conmovedora que arrastraron a 19 millones y medio de personas a los cines. Un filme que sería perfecto si no fuera por un aspecto: la inverosímil secuencia del enamoramiento instantáneo entre Tony y María. Una digna ganadora del premio a la mejor película (pese a que compartiese nominación con una de mis favoritas: "Los cañones de Navarone") y el único filme en la historia que ha ganado 10 Óscars. Por algo será.

by Chuparrocas

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