jueves, 2 de octubre de 2014

1957: SILBANDO AL TRABAJAR

EL PUENTE SOBRE EL RÍO KWAI

Título original: The bridge on the river Kwai
Año: 1957
País: Gran Bretaña
Duración: 155 min.
Fecha de estreno en España: 13 de octubre de 1958
Director: David Lean
Guión: Michael Wilson y Carl Foreman, según la novela homónima de Pierre Boulle
Música: Malcolm Arnold
Montaje: Peter Taylor
Fotografía: Jack Hildyard
Productor/es: Sam Spiegel
Compañía: Columbia Pictures
Intérpretes: William HoldenAlec GuinnessJack HawkinsJames DonaldSessue Hayakawa et al.

Ganadora de 7 Oscar: película, director, guión adaptado, actor, música, montaje, fotografía

II Guerra Mundial. El coronel Saito es el director de un campo de prisioneros situado en una selva de Tailandia. Sus duros métodos, el insoportable clima de la zona y las enfermedades tropicales han terminado con la vida de casi todos los reclusos, con lo que el coronel no puede llevar a cabo la orden de construir un puente ferroviario sobre el cercano río Kwai. Afortunadamente, acaba de llegar al campamento todo un batallón de soldados británicos, liderados por el flemático coronel Nicholson, para solucionar el problema. Pero Saito pronto descubrirá que sus maneras rudas y violentas contrastan drásticamente con las del coronel inglés, originándose de esta forma entre ellos un conflicto que pondrá en dificultades la ejecución del proyecto.

Como comenté en una de las entradas anteriores de este especial Óscars, el género bélico es el que mayores obras maestras le ha dado al cine. La película que hoy nos ocupa, que no es otra que "El puente sobre el río Kwai", no es una excepción, pero tiene la peculiaridad de que se trata de uno de esos largometrajes que forman parte del acerbo cultural popular.

David Lean, director de la indescriptible "Lawrence de Arabia" (para muchos, una de las mejores películas de todos los tiempos), es famoso por la espectacularidad de sus rodajes. Sin embargo, en "El puente sobre el río Kwai" esa megalomanía parece que queda en un segundo plano para dejar paso a una meticulosa caracterización de personajes. Y es este el aspecto más interesante de "El puente sobre el río Kwai": sus protagonistas no son meros vehículos para contar una historia, sino que tras ellos se encierra una simbología más profunda y que tiene que ver con las distintas formas de gobierno que, por aquel entonces, se daban en el mundo. Por ejemplo, el coronel Saito es el trasunto de la tiranía y el autoritarismo; mientras que Nicholson representa la democracia, muy acorde con su talante británico. Así, el conflicto entre el oficial japonés y el británico que la película nos plantea no es otra cosa que la eterna lucha entre la civilización y la barbarie. La victoria de Nicholson sobre el despiadado Saito, por lo tanto, habría que leerla en clave metafórica: no es otra cosa que una representación de la victoria aliada sobre el nazismo.

Siguiendo con esta línea, el tercero en discordia es el oficial americano Shears, quien, junto al pequeño comando que quiere derribar el puente (levantado gracias a "la democracia" británica), simboliza el imperialismo estadounidense. Y por último tenemos al mayor Clipton, el médico, el único civil del campo, ajeno por completo a las normas de la guerra (o, quizá, a las normas impuestas por los poderosos). Él no es otra cosa que una metáfora del pueblo llano, aquel que tantas veces no comprende las decisiones de sus mandatarios, sean del partido que sean o pertenezcan a la forma del gobierno a la que pertenezcan. La secuencia final, en la que le vemos contemplando horrorizado la masacre al tiempo que afirma que todo aquello es una locura, es reveladora, pues sirve para dejar clara la postura de Lean al respecto: el sinsentido que pueden producir las batallas en las que tan a menudo se enzarzan los poderosos, casi siempre en beneficio propio. Quizá sea este mensaje tan universal lo que ha hecho que "El puente sobre el río Kwai" haya envejecido tan bien a lo largo de los años.

Pero como he comentado antes, Lean es un director de superproducciones, y esta, aunque más modesta, también tiene algunas partes que lo demuestran: el espectacular inicio con la entrada de las tropas en en el campamento al son de una archiconocida melodía (cuyo vídeo podéis ver más abajo); la poderosa secuencia de la liberación de Nicholson; o el apoteósico desenlace, todo un espectáculo de pirotecnia narrativa donde lo más sonoro se deja para la traca del final: la demolición del puente justo al paso del tren quizás sea una de las secuencias más espectaculares jamás rodadas. Como anécdota, hay que decir que tanto el puente como el tren que circula sobre él eran auténticos, construidos especialmente para el rodaje de esta película. Nada de maquetas. ¡Esto es Hollywood, señores! No quiero ni imaginarme lo bien que se lo debieron pasar al rodar esa escena.

En resumen: "El puente sobre el río Kwai" no es más que un drama sobre la locura de los gobernantes y sus consecuencias. En este sentido, la secuencia que cierra la cinta (un plano general con teleobjetivo que se va abriendo y alejando paulatinamente, en el que se nos muestra toda la masacre, tanto material como humana, provocada por las obsesiones de tres hombres de tres culturas diferentes) es reveladora.

En definitiva, estamos ante una película que lo tiene todo para ser grande: magníficas interpretaciones (entre las que destaca la de Sir Alec Guinnes en el papel del coronel Nicholson, gracias al cual ganó el primer y único Óscar de su carrera), una fotografía prodigiosa, un montaje intensísimo, una música inolvidable y una historia con una importante carga social culminada con un toque de espectacularidad, marca de la casa Lean. Y para rematarlo todo, sus 150 minutos de metraje no se hacen pesados en ningún momento. Una obra maestra indiscutible.


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