miércoles, 30 de abril de 2014

1939: UN BUEN AÑO

LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ

Título original: Gone with the wind
Año: 1939
País: EE.UU.
Duración: 225 min.
Fecha de estreno en España: 17 de noviembre de 1950
Director: Victor Fleming
Guión: Sidney Howard, según la novela homónima de Margaret Mitchell
Música: Max Steiner
Fotografía: Ernest Haller
Productor/es: David O. Selznick
Compañía: MGM/Selznick International Pictures
Intérpretes: Vivien Leigh, Clark Gable, Olivia de Havilland, Leslie Howard, Hattie McDaniel, Thomas Mitchell, Barbara O'Neil et al.

Ganadora de 9 Oscar: película, director, guión, actriz, actriz secundaria, montaje, fotografía, dirección artística, logros técnicos (uso de equipamiento coordinado)


EE.UU. Mediados del siglo XIX. Escarlata O'Hara, la caprichosa hija de una familia noble sureña, es el objeto de deseo de todos los muchachos de la región. Sin embargo, ella solo se fija en Ashley Wilkes, un joven sencillo que, aunque está enamorado de Escarlata, decide casarse con su prima Melania Hamilton. Pero toda esta tranquilidad pronto se verá rota por el estallido de la Guerra de Secesión, un conflicto que se extenderá en el tiempo mucho más de lo que todos esperaban. De este modo, Escarlata verá desaparecer su vida de lujos y comodidades, teniendo que afrontar ella sola la amarga realidad de muerte, desolación y hambre en la que se ve inmersa el país. A esto hay que sumarle la aparición en su vida de un misterioso hombre llamado Rhett Butler, por el que sentirá una especial fascinación.

1939 fue el año del final de la Guerra Civil Española y del inicio, unos meses después, de la II Guerra Mundial. Pero, como suele ocurrir muy a menudo en la historia de la humanidad, en medio de la destrucción y el horror también hay hueco para la belleza. Y es que 1939 es, para el que esto escribe, uno de los mejores años en la historia del cine. No hay más que ver los títulos de algunos de los trabajos nominados a la mejor película ese año: la romántica "Cumbres borrascosas", de William Wyler; la intensa "Caballero sin espada", de Frank Capra; la poderosa "La diligencia", del gran John Ford; y dos cintas dirigidas por Victor Fleming: "El mago de Oz" y "Lo que el viento se llevó", la película que nos ocupa hoy. Todas ellas son grandísimas obras cinematográficas y muchos se preguntarán por qué tal o cual no ganó el Oscar. La respuesta está en que la última de todas, la adaptación del best-seller de Margaret Mitchell, es, con toda justicia, una de las mayores obras de arte de la historia.

Seguramente sean muchos los que sientan miedo ante "Lo que el viento se llevó". Es normal, pues no solo tiene exactamente 74 años (muy bien cumplidos, eso sí), sino que dura casi cuatro horas. Pero en el momento en que uno le eche huevos se decida a vencer sus temores y se disponga a verla, se va a encontrar con uno de los espectáculos más alucinantes que jamás haya presenciado. Y lo digo en serio. La primera parte de la película, de una hora y tres cuartos de duración, está hecha, simple y llanamente, para deslumbrar. Sin terminar de arrancar del todo y dedicándose únicamente a presentar a los personajes, en esta primera parte se suceden, uno tras otro, planos impresionantes de una estética arrolladora: fascinantes claroscuros, siluetas negras sobre fondos naranjas o azules, zooms kilométricos, decorados grandiosos... De verdad, me resulta imposible describir lo que he sentido viendo estas escenas, desde el imponente inicio -con esas gigantescas letras blancas sobre fondo naranja que atraviesan la pantalla de derecha a izquierda acompañadas por la inconfundible música del gran Max Steiner- hasta la celebérrima secuencia de "A Dios pongo por testigo..." con la que concluye la primera parte; pasando por la inefable escena de la estación: un único plano-secuencia general en el que vemos una interminable llanura repleta de soldados moribundos y cadáveres (la mayoría de ellos eran muñecos con traje militar, pero no se lo digáis a nadie, que se pierde el glamour). Lo podéis ver en el vídeo que tenéis a continuación. 



Me imagino que a partir de todo que acabo de mencionar habréis podido deducir que uno de los platos fuertes de "Lo que el viento se llevó" es la fotografía: Ernest Haller nos brinda unos planos visualmente espectaculares al combinar la colocación de los actores y la cámara con el uso de una intensa coloración. Y es que "Lo que el viento se llevó" no sería la inmensa película que es si no fuese precisamente porque está rodada en color. Un color que tiene una doble función, narrativa y estética: no solo sirve para reflejar toda la ampulosidad de la época en la que suceden los hechos, sino que al mismo tiempo le da a la película un tono épico que casa perfectamente con la historia de amor y guerra que relata. En suma: no se puede concebir "Lo que el viento se llevó" en blanco y negro, es imposible.

Continuando con el análisis, en la segunda parte de la película todos estos majestuosos planos de paisajes desaparecen para dar paso a escenas más íntimas en las que se desarrollan las emociones y los sucesos que viven los personajes. Es justo en este momento cuando apreciamos la enorme calidad del elenco de "Lo que el viento se llevó". A pesar de que tanto Leslie Howard en el papel de Ashley como Olivia de Havilland en la piel de Melaina están impresionantes, es la pareja protagonista la que se lleva la palma. Vivien Leigh destaca en todos los aspectos, recreando a la perfección el complicado papel de Escarlata O'Hara, mezcla al mismo tiempo de lolita ingenua y femme fatale. No podemos dejar de enamorarnos de ella, pero tampoco podemos dejar de odiarla, llegando incluso a sentir por momentos que está jugando con nosotros, como si fuéramos uno de sus muchos pretendientes. Con respecto a Clark Gable, muchos pensarán que se estaba "interpretando a sí mismo", pero lo cierto es que, viendo lo dispares que eran sus papeles en "Sucedió una noche" y "La tragedia de la Bounty", hacer de Rhett Butler no es nada sencillo. Mención aparte merece Hattie MacDaniel, la actriz que interpreta a Mami, un papel simpático y sin demasiado peso argumental pero que hizo que esta pasara a la historia como el primer intérprete afroamericano en ganar un Oscar.

"Lo que el viento se llevó" estuvo nominada a 13 Premios de la Academia, pero solo ganó 8, todos ellos merecidísimos. Además, fue un verdadero éxito de taquilla, siendo hasta el estreno de "Avatar" en 2009 (durante ni más ni menos que 7 décadas) la película más taquillera de la historia. 

Pero lo que verdaderamente hace de esta película un mito del Séptimo Arte es su leyenda: sin contar las segundas unidades, en el rodaje de "Lo que el viento se llevó" participaron ni más ni menos que tres directores distintos: Sam Wood, George Cukor y Victor Fleming, el que aparece acreditado. El caso del segundo fue bastante especial. Se dice, se cuenta, se comenta que Gable, harto de que Cukor centrara todo su interés en las protagonistas femeninas (algunos insinuaron que el principal motivo de disputa fue la reconocida homosexualidad de Cukor y la exacerbada homofobia de Gable), forzó su despido y exigió la contratación de su íntimo amigo Victor Fleming, que por aquel entonces estaba enfrascado en el rodaje de "El mago de Oz", el cual tuvo que abandonar apresuradamente (en realidad solo quedaban por filmar unos pocos planos del metraje total, de lo que se encargo el responsable de la segunda unidad) para acudir al rescate de "la tierra roja de Tara". 

Pero hay más curiosidades sobre esta película, como que Gable se llevaba tan mal con Vivien Leigh que antes de cada escena de beso ingería grandes cantidades de cebolla, o que la productora tuvo que costear los gastos del divorcio de Gable -que por aquel entonces se estaba separando de su segunda esposa- para que aceptase rodar la película. Pero lo más rocambolesco es que Thomas Mitchell, el actor que da vida al padre de Escarlata O'Hara, ganó ese mismo año el Oscar al mejor actor secundario por su simpático papel de médico borrachín en "La diligencia". ¿Fue quizá una forma de reconocer la labor del actor sin hinchar aún más a la gran triunfadora? Nunca lo sabremos.

En fin, creía que no iba a decir mucho sobre esta película, pero me ha salido un churro enorme. Lo cierto es que la cinta se lo merece, pues se trata de una de las mejores películas de la historia (posiblemente, la mejor de todas), donde cada aspecto, por mínimo que sea, está cuidado al detalle. "Lo que el viento se llevó" conjuga a la perfección lo técnico, lo estético y lo narrativo, creando un producto legendario por el que no pasa ni un ápice el tiempo.

Y hasta aquí la década de los 30. A partir de la próxima entrega entraremos en los años 40, una época donde el cine alcanzó cotas de perfección insuperables. No en vano, fue el periodo en el que surgieron las más brillantes estrellas del firmamento hollywoodiense. Así, 1940 sería el triunfo del llamado "mago del suspense"; y en 1941 el cineasta irlandés más americano de todos conseguiría el tercer Óscar de su carrera, convirtiéndose de esta forma en el director de cine más grande de la historia. Pero esto lo dejaremos para futuras entradas.

Para los cinéfilos consumados: aquí tenéis el vídeo de la película completa en su versión original.




by Chuparrocas

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